Secreta batalla


Secreta batalla
Cuando se olvida la caricia
Cuando el tiempo del abrazo se hace lejano
Cuando el registro del cuerpo, ese territorio unico que finalmente nos pertenece, se pierde…
Entonces, no es posible seguir, pertrecharse para otras batallas…
¿Cómo es posible otra lucha si la propia con nuestro cuerpo ha sido perdida, y aún más… abandonada?
Entonces fue mi encuentro con el tango. Aunque desde pequeñita me acuerdo de la radio AM los domingos, nunca lo sentí en el cuerpo.
Y qué diferente un registro del otro…
Bailar no se parece en nada al dolor, ni a la nostalgia, ni al abandono. Es como que allí, en ese encuentro de los cuerpos, todo aquello se venciese. Eso fue para mí bailar el tango. Como volver a saber de mí en el tan primitivo registro de mi emoción, perdido en otras batallas. Fue un retorno, y una llegada. Llegar sí a lugares desconocidos. Tal vez la ternura sea posible en lo que dura esa tanda. Tal vez sea posible. Y ojalá el amor. Creo haberlo visto en una mirada traslúcida, aunque temerosa de quedarse. Cosas de la milonga, dicen.
Igual, es batalla ganada. Conmigo. Es un acento de esos que le hacen falta a la vida
Como bailar pugliese sin más luz que la de tus ojos.
 Matilda (Argentina)

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